El Encanto de una Carta Navideña Perdida
En la época donde la magia de la Navidad se entrelaza con historias que parecen surgir de libros de cuentos, un suceso en Irlanda nos recuerda el poder duradero de los deseos navideños. Una carta a Papá Noel, escrita hace más de un siglo, se convierte en el nexo entre generaciones y simboliza la esencia atemporal del espíritu navideño.
Un Descubrimiento Emocionante en Dublín
La historia comienza en una antigua residencia de Dublín, donde el espíritu de la Navidad aguardaba pacientemente a ser redescubierto. En 1992, John Byrne, el dueño de la casa, se topó con una carta desgastada por el tiempo oculta en la chimenea. Esta no era una carta cualquiera; datada en 1911, había sido escrita por Hanna Howard, una niña de 10 años, expresando sus deseos navideños a Papá Noel con una inocencia y esperanza que solo la infancia puede albergar.
Una Conexión Familiar Revelada
Cien años después, esta carta teje un lazo inesperado entre el pasado y el presente. Víctor Bartlem, residente en Bangore y a más de 150 kilómetros de distancia, se enteró de la existencia de la carta a través de una publicación en el Irish Times. La sorpresa y la emoción embargaron a Víctor al darse cuenta de que la autora era nada menos que su madre, Hanna Howard. Este descubrimiento no solo le ofreció a Víctor una ventana al pasado de su madre sino que también iluminó el espíritu navideño en su forma más pura y genuina.
Los Deseos de una Niña en 1911
La lista de deseos de Hanna refleja la simplicidad y la belleza de las aspiraciones infantiles. Con deseos de una muñeca bebé, un impermeable con capucha, un par de guantes, una manzana acaramelada, un penique de oro y un caramelo largo, Hanna nos recuerda que la felicidad navideña a menudo reside en los placeres más sencillos.
Un Legado de Amor y Tradición
Hanna Howard, nacida en el día de Navidad de 1900, creció para compartir su vida con Alfred Bartlem, con quien se casó en 1931. Su historia de vida, marcada por la fe y el amor familiar, continuó a través de sus hijos, Howard y Víctor, hasta su fallecimiento en 1978. La reaparición de su carta navideña no solo reafirma los lazos familiares sino que también celebra la continuidad de las tradiciones y los sentimientos que unen a las generaciones.
Reflexiones Navideñas
El hallazgo de la carta de Hanna Howard es un recordatorio conmovedor de que, aunque los años pasen, el espíritu de la Navidad permanece inalterable, tejido en los deseos y esperanzas que compartimos. La historia de Víctor y su descubrimiento nos invita a reflexionar sobre nuestros propios lazos familiares y las tradiciones que perduran a través del tiempo, recordándonos la importancia de atesorar y compartir estos momentos de amor y unión.
Mientras nos preparamos para celebrar otra temporada navideña, esta historia de un deseo navideño perdido y luego encontrado nos anima a buscar en nuestras propias vidas los lazos que nos conectan con el pasado y a recordar que, en la esencia de nuestros deseos y tradiciones, yace el verdadero espíritu de la Navidad. Esta anécdota, surgida de la humilde chimenea de una casa en Dublín, nos enseña que los pequeños milagros de la Navidad están esperando ser descubiertos, si solo nos tomamos el momento para buscarlos.
El espíritu de la Navidad llegó 100 años después para un irlandés de Bangore, que descubrió una carta para Papá Noel escrita por su madre cuando era una niña. La carta, bastante deteriorada, está fechada en 1911 y permaneció oculta en una casa de Dublín por décadas. La madre de Víctor Bartlem, Hanna Howard, había escrito su carta de Navidad con su lista de deseos cuando tenía 10 años. Primero fue descubierta en 1992 cuando el actual dueño de la vivienda, John Byrne, instaló la calefacción central. Encontró la carta de Hanna en la chimenea y decidió dejarla allí como un símbolo de tiempos pasados. La hizo pública esta semana en el Irish Times. Y fue así como Víctor, que vive a más de 150 kilómetros en Bangore, leyó sobre ella. Estaba tranquilamente en su casa cuando su mujer leyó en el periódico sobre la pequeña niña de Oaklands Terrace, Terenure, que puso su carta en la chimenea. Fue entonces que se dio cuenta que se trataba de su madre. «Simplemente no podía creerlo, fue impresionante y es una carta dulce, típica de un una niña». Bartlem dijo que estaba desbordado por la reacción de la gente. «Es el espíritu navideño en el que estamos, es la Navidad», explicó. En su lista de Navidad Hannah escribió: «Quiero una muñeca bebé y un impermeable con capucha y un par de guantes y una manzana acaramelada y un penique de oro y un caramelo largo». Hanna nació el día de Navidad en 1900. Bartlem aseguró que su madre asistía la Iglesia Sión de Irlanda en Raphoe y que se casó con su padre, Alfred Bartlem en 1931. Tuvo dos hijos, Howard y Víctor. Falleció en 1978. Bonita historia que debes conocer para disfrutar aún mas de tu viaje a Laponia.
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